ADVERTENCIA MUY IMPORTANTE: El veneno de abeja, en mayor medida, y los otros productos de la colmena pueden producir reacciones alérgicas en algunas personas. La información aquí contenida está realizada tan sólo con propósitos educativos y no debe de ser interpretada o usada para auto diagnosis o auto terapia. Y debe de ser siempre practicada por un médico o un apiterapeuta cualificado. 
     Una prueba de alergia previa a la utilización del veneno de la abeja es imprescindible.  

 

 

La Miel

El producto de la colmena más conocido es la miel. Sus propiedades alimenticias son conocidas de antiguo. Es un buen edulcorante por su elevada proporción de carbohidratos. Contiene además ácidos orgánicos, minerales, péptidos y aminoácidos, enzimas y otras sustancias que se incorporan al torrente sanguíneo en 15 minutos. Esta rápida absorción la convierte en ideal para los deportistas. El azúcar tarda de dos a cuatro horas en ser metabolizado. Además, según el Dr. Moisés Asís y otros terapeutas, la miel no produce caries, ya que su contenido en sacarosa es muy bajo y, además, se disuelve muy rápidamente en la boca.

Su uso terapéutico popular más conocido es para las afecciones de la garganta, gripes y catarros en general. Suele utilizarse disuelta en leche templada.

No hace muchos años entraba en la composición de jarabes y otras medicinas.

También tiene propiedades antihemorrágicas, lo que la hace especialmente útil en unión con la picadura de abeja para compensar su efecto hemorrágico.

No es tan conocida, aunque no por ello menos importante, su utilización en la curación de heridas y quemaduras, en aplicación tópica, por sus propiedades antibacterianas. La miel tiene un pH relativamente bajo, pequeñas cantidades de agua, grasas y proteínas, y una alta osmolaridad, lo que significa pobres condiciones de vida para las bacterias. Y los bioflavonoides presentes en la miel son directamente antibacterianos.

Su presencia continua en la cocina casera la convierte en un elemento terapéutico de rápida utilización en los accidentes domésticos.

Para su uso en Apiterapia la miel debe de estar completamente madura, no estar mezclada con mieles de otras procedencias y no poseer impurezas, ni estar filtrada, para no perder ninguno de los elementos que contiene la miel, especialmente los restos de polen y pan de abejas. Además es deseable que provenga de la zona en la que vive el paciente, sobretodo en los casos de alergia al polen.

EL POLEN

El polen lo recolectan las abejas de las flores masculinas y lo transportan en forma de pequeñas bolitas. Es el alimento proteico de la colmena, y el apicultor lo recolecta a la entrada de la misma.

La mejor manera de consumir el polen para su uso terapéutico es fresco. No obstante el polen seco tiene también muchas propiedades.

Las principales propiedades del polen tienen que ver con su gran riqueza en nutrientes: aminoácidos, carbohidratos, vitaminas, enzimas, etc.

Como dice el Dr. Hugo Aguirre en su libro Bienestar y Salud por las Abejas: “Los aminoácidos son imprescindibles para el organismo, sólo con ellos el hígado puede formar proteínas y luego generar tejidos, producir secreciones glandulares o compuestos necesarios para el funcionamiento de todo el cuerpo, como son las hormonas, las enzimas, las defensas orgánicas, los anticoagulantes, etc.”

Según diversos estudios, el polen es muy eficaz en problemas prostáticos.

EL PAN DE ABEJAS

El Pan de Abejas es un elemento poco conocido en la actualidad, pero, cuando la miel se recolectaba prensando los panales en lugar de centrifugándolos, mascar panales con polen en ellos era una costumbre en el día en el que se “castraban” los panales.

Pues bien, esos panales contenían en algunas de sus celdas polen preparado por las abejas y apisonado con la cabeza, el llamado Pan de Abejas.

Al contener polen tiene unas propiedades similares, pero tiene una mejor digestibilidad por contener pequeñas cantidades de miel y, sobretodo, porque están abiertos la mayoría de los granos de polen. Contiene también más cantidad de Vitamina K, por lo que es mejor anti-hemorrágico. Como ya dijimos en la miel, esto le convierte en un elemento útil en combinación con la picadura.

Según el Dr. Moisés Asís, sus propiedades antibióticas triplican a las del polen y contribuye a disminuir la fatiga.

LA JALEA REAL

La Jalea Real quizá sea el elemento apiterapeútico del que más se ha oído hablar últimamente. Sus asombrosas propiedades la han puesto en primera línea entre los productos dietéticos para superar el estrés y la fatiga.

Basta con saber que las abejas, alimentadas con miel, viven entre 25 y 30 días en época de recolección y la Reina, alimentada solamente con Jalea Real, puede vivir hasta 6 años, para comprender que estamos ante un producto excepcional de la Naturaleza.

Entre otras muchas propiedades, la Jalea Real estimula el crecimiento y aumenta el nivel de cortisol en la sangre, lo que explica su acción sobre en la artritis o la fatiga crónica. De esta manera se convierte en un buen aliado del veneno de abeja.

LA CERA

La Cera se usó hasta tiempos recientes como el componente de las velas y tuvo una gran importancia industrial, pues era la fuente de iluminación más usada.

También se la ha usado, desde los egipcios, como el ingrediente principal de las pomadas y de algunos perfumes sólidos.

En Apiterapia se puede usar en esta forma de pomada por sus propiedades cicatrizantes y antiinflamatorias y como “goma de mascar”, directamente del panal, por su contenido en miel, polen y propóleo.

LAS LARVAS DE ZÁNGANO

Más conocido como Apilarnil, nombre comercial utilizado en Rumania por su descubridor, se le conoce como la “Viagra” natural, lo que ya nos habla de algunas de sus propiedades. Aunque se puede comer directamente de la colmena, la preparación comercial viene liofilizada y en cápsulas.

El Apilarnil es principalmente un extracto de larvas de zánganos que contiene también pequeñas cantidades de jalea real, pan de abejas, miel y propóleos.

Por su origen, es, en Apiterapia, un elemento fortalecedor masculino

EL PROPÓLEO

Capítulo aparte merece el Propóleo. Las abejas lo obtienen de las yemas de los árboles y lo transforman con las secreciones de sus glándulas mandibulares. Es un elemento de la colmena con tantas propiedades, que, en breve, lo veremos en múltiples preparaciones naturales.

Es quizá el producto de la colmena más estudiado desde el punto de vista farmacológico, aunque aún poco conocido por el público en general.

Tiene más de 300 componentes descubiertos y se han detectado en él más de 50 flavonoides.

Su nombre “propolis”, el defensor de la ciudad, nos indica su principal propiedad: defendernos de los ataques exteriores.

Los antiguos egipcios lo utilizaban en sus momias para conservarlas. Con toda seguridad habrían observado como las abejas momificaban a los ratoncitos que se atrevían a entrar en invierno en las colmenas y, que, si se descompusieran dentro, serían una gran fuente de enfermedades.

Su preparación más frecuente para usos terapéuticos es disuelto en alcohol de 70%. En el caso de utilizarlo en combinación con el veneno de abeja, debe de consumirse puro o triturado en cápsulas o, si se encuentra, disuelto en agua (algo complicado de realizar). En la terapia con veneno de abejas no es conveniente usar alcohol, porque contrarresta su efecto.

Su uso en pomadas es muy conocido y utilizado en muchos países: Rumania, Cuba, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos.

Menos conocido, pero no por ello menos útil, es su uso en forma de supositorios o en forma de talco de propóleos.

Pedro Pérez Gómez
Apiterapeuta

C/ Silo, 1
Alcalá de Henares (Madrid)
  España

Aplicaciones de las abejas en reumas, lumbagos, artrosis, etc.

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