Supe de Pedro a través de un amigo que le había visto en televisión y me apunté a la larga lista de espera que tenía entonces, pensando que su horario de consulta iba a ser incompatible con mi trabajo y sin tener muy claro que quisiera picarme con abejas vivas, pues me parecía muy agresivo para una curación que me costaba creer, que pudiera ser definitiva.
Cuando durante más de veinte años has sufrido una ciática intermitente ya no piensas exactamente que estás enferma, la tienes incorporada a tu vida y sencillamente tu vida es así. Evitas deportes conflictivos, no te atreves a coger nada, no te pones tacones y sabes que cada cierto tiempo te va a dar una crisis que te va a hacer pegar saltos de dolor.
En mi caso, durante los últimos años, los ataques solían complicarse al cabo de un día con una jaqueca espantosa que duraba varios días, igual que la ciática. Te vuelves una experta en osteópatas, acupuntores, médicos naturistas, etc. y también en calmantes fuertes y, sobre todo, asumes que cada cierto tiempo te toca sufrir intensamente, acostada, de pie o sentada.
Cuando me llamó Pedro, nueve meses después, para darme cita ya tenía muchas referencias del trabajo que hacía y estaba muy interesada, a pesar de que me seguía impresionando mucho la cuestión de las abejas. Solucioné el problema de horarios destinando mis vacaciones de verano a quedarme en Madrid para poder ir a la consulta y empecé a tomar todos los productos de la colmena para prepararme.
Los días anteriores estaba muy excitada e impaciente, entré en la consulta y Pedro, al que solo conocía por teléfono, me gustó enseguida pero entonces oí el zumbido de las abejas en su cajita y pensé ¡en la que te has metido!. Pero ya estaba allí, el recibimiento de Pedro era muy cálido, sus comentarios muy lúcidos y enseguida estaba cómodamente sentada, contando mi vida y qué problemas podían estar asociados a mis dolores de espalda.
La prueba de alergia duele poco pero te pone alerta sobre lo que viene después, el picotazo de una abeja quema y duele, pero eso, que es desagradable, también hace que estés muy consciente de que estás ahí porque quieres curarte, ¡es imposible no implicarse en un proceso que incluye laceraciones tan formidables!
El efecto de la primera sesión de veneno fue inolvidable, me fui a casa algo maltrecha pero anímicamente me sentí muy bien durante la semana, y volví a la siguiente consulta con muchas ganas de trabajar y sintiendo una extraña fascinación por las abejas. Todavía me daban miedo pero también estaba muy impresionada y emocionada por tener esa relación con ellas y tenía ganas de volver a verlas.
A lo largo de la consulta hay mucha conversación sincera y algunos picotazos, los pacientes colaboramos con Pedro explicando las sensaciones y reacciones que tenemos y nos implicamos en todo el proceso, en porqué se eligen esos puntos para picar, etc. Algunas veces las picaduras liberan puntos con excesiva energía bloqueada y experimentamos reacciones corporales muy espectaculares, pero también se liberan conflictos y a lo largo del proceso surge una sensación de despertar o de conexión a la vida. Empiezas a ver que tus problemas físicos están relacionados con como vives, con lo que no te permites, con lo que te exiges, etc. y expresas lo que no te has permitido en mucho tiempo.
En cuanto a las abejas, el miedo desapareció enseguida ... y me enamoré completamente de ellas!. Me hacía muy feliz pensar que no morían después de picarme y las hacía cucamonas cada vez que iba a la consulta (algo en la tranquilidad de Pedro me hacía pensar que ha visto muchas veces esa transformación en sus pacientes: el paso del miedo al amor por las abejas).
Solo necesité 7 sesiones para tener una recuperación total. Han pasado tres años y no he vuelto a tener ciática, a veces viene un amago, que no pasa de ser molestia y que se pasa enseguida.
Pero por lo que sé que me he curado completamente es porque las abejas y Pedro desencadenaron un proceso de curación que ha cambiado mi vida completamente: a nivel profesional he decidido empezar mi propio negocio y, como la pasión por las abejas ha seguido creciendo, he decidido abrir una tienda de apiterapia en Madrid con todos los productos de la colmena. Yo misma he comprobado lo beneficiosos que son y me he formado para conocer sus aplicaciones y el potencial que tienen y ahora me encuentro con un proyecto maravilloso en el que poner ilusión y trabajo.
En los congresos y cursos que he seguido, he tenido ocasión de conocer a otros ex-pacientes de Pedro a los que también les ha tocado el corazón las abejas y han empezado a estudiar apiterapia o buscan el modo de incorporar las abejas a su vida. Ahora mismo estamos organizando entre varios, aprender apicultura ecológica, aquí en Madrid, y poner un par de colmenas para disfrutar de las abejas y aprender de ellas. Sinceramente pienso que la relación con las abejas, desde el amor y el respeto, nos humaniza, sensibiliza, nos sana y nos hace disfrutar más de la vida. Muchos hemos tenido la ocasión de descubrirlo de la mano de Pedro y algunos, además, hemos decidido apuntarnos a esta aventura maravillosa.
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